La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en conjunto con la Agencia Mundial del Hambre advirtieron que se estima que cada familia desperdicia 63,3 kilogramos de pan al año.
El 17% de la producción total de alimentos en el mundo termina en la basura. Para el año 2022 se estima que este número siga creciendo ya que la industria año a año incrementa las ventas.
La mayoría de los desperdicios se llevan a cabo en la casa de cada uno de nosotros con un 61%, seguido por los servicios de alimentos y en menor medida proviene de los comercios. El desperdicio en los hogares suele ser similar, en porcentajes, en todos los países. En conclusión, no es un problema donde solo ocurre en los países más adinerados
¿Qué ocurre en Chile?
En Chile más de 1.62 millones de toneladas de alimentos se tiran a la basura y la FAO estima que un 20% de este desperdicio ocurre en los puntos de venta tales como cafeterías, restaurantes y locales con comida al paso.
¿Qué comidas desperdician los chilenos? El 44,1% es comida preparada, el 24,4% es verduras y el 12,9% es pan. Los que se sumaron a participar en las encuestas, más de la mitad afirmó que se olvidaron que la comida estaba ahí. Sin embargo, casi un tercio remarcó que pierden entre $6.000 y $10.000 al mes, en alimentos desperdiciados.
Más allá de las estadísticas, Chile generó conciencia e iniciativas para que disminuya esta problemática. Actualmente, existen dos bancos de alimentos, que se encargan de rescatar, gestionar y almacenar los alimentos que son aptos para el consumo. Se creó un Comité Nacional para prevenir el desperdicio de alimentos, donde más de 60 representantes públicos, privados y distintas organizaciones, trabajan de manera unida y colaborativa para progresar ante esta situación.
Actualmente se encuentra en trámite en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, desde Agosto de 2020, un proyecto de ley que modifica el Código Sanitario en materia de disposición de alimentos para evitar su desperdicio (Boletín N° 10198-11). Esta iniciativa de ley dispone que los establecimientos comerciales donde se vendan alimentos preparados deben ofrecer a sus clientes la posibilidad de llevar los alimentos no consumidos. Además, prohíbe la destrucción de alimentos que no son comercializables pero que son aptos para el consumo humano y establece la obligación para los supermercados de más de 100 metros cuadrados de donar los alimentos que tengan defectos de empaque o fecha de vencimiento cercana o destinarlos para fines de alimentación animal o elaboración de compost agrícola.
El desafío es grande, pero ya existe la voluntad de comenzar a hacerse cargo de esta mal llamada basura. No basta solo con darle una “segunda vida” a los alimentos ya producidos, sino lograr que no se produzca más de lo que se necesita. Lograr acortar esa brecha es tarea de todos. El medioambiente lo siente y resiente. Lo que uno contamina nos afecta a todos. Los invitamos a unirse a este desafío. ¿Salvamos el planeta comiendo?
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